miércoles, 30 de noviembre de 2011

La que se le viene encima a Adrián Lastra...

Al igual que Alfonso, su personaje en Fuga de cerebros 2Adrián Lastra cruzó el charco en busca del amor de su vida cuando terminó de rodar la película, pero la aventura le salió rana. "Me fui a Nueva York con el Canco [Canco Rodríguez, Cabra en la película], al que expliqué lo que me había pasado, y decidió acompañarme. Al llegar salió todo fatal y me dieron calabazas. Muchas, además". Al final va a resultar que el disparatado argumento de esta película -que repite el esquema de la primera cambiando Oxford por Harvard- no es tan inverosímil como suele ocurrir con el grueso de comedias románticas. "Para que veas que yo también he cometido locuras como mi personaje. Aunque, al igual que me pasaba con Primos, este papel está muy alejado de mí". Consuela saberlo, aunque los productores no parece que se den por enterados, puesto que siempre tratan de endosarle a Lastra el papel de nerd o pardillo. "No sé por qué, porque no tengo pinta de panoli sino más pinta de macarra, ¿verdad? Sin embargo, siempre he hecho personajes muy blancos, naïfs o pudorosos como este".
Hablar de pudor es un decir para una comedia que no se caracteriza precisamente por ser el súmmum de la sofisticación. Al contrario, la franquicia Fuga de cerebros ha encontrado en el gusto por lo zafio y el exceso a todos los niveles la mejor vía para imitar a la comedia universitaria genuinamente americana -no deja tópico por tratar, desde el fútbol americano a Halloween o la asociación del rifle-, al uso de Algo pasa con Mary o American Pie"Es mucho más gamberra que la primera, pero veo más ternura y romanticismo. No es una comedia fácil". Incluso hay una comprometida secuencia en la que el personaje de Lastra se atreve a enseñar la polla -aunque el espectador sabe que se trata de una prótesis falsa-. "La realidad siempre supera a la ficción, así que en ningún momento pensé en echarme para atrás", explica.
LA FAMA DA QUE PENSAR
En la primera parte, el actor hacía un cameo casi anecdótico, por eso le sorprendió que barajaran su nombre para protagonizar la secuela. "Al ser Primos mi primera peli, vinieron muchas ofertas de golpe, entre ellas Fuga... Tenía un poco de miedo a que se me considerara el sustituto de Mario Casas". En realidad no es así -interpreta a su hermano en la ficción-, pero las inevitables comparaciones eran una razón de peso para pensarse decir que sí a esta segunda parte de la comedia española más vista de 2009. "Me entraron dudas y miedos, me bloqueé. He tenido una guerra, en el sentido profesional, de luchar contra mí mismo y mi inseguridad. Mario y yo no tenemos nada que ver; aunque no me preocupan, quiero alejarme de las comparaciones. Estoy seguro de lo que he hecho, pero también sé que va a haber una jauría con el cuchillo preparado". Si la jugada le sale bien, podría beneficiarse del mismo trampolín que impulsó la carrera de un Mario Casas ahora imparable. "Entendería pegar un pelotazo si trabajara en una serie de televisión. No sé por qué la gente le tiene más respeto a alguien que sale en el cine que al actor de una serie, al que ven de una manera más cercana. A lo mejor sucede, pero dudo que me pase lo que le ocurrió a Mario o a Miguel Ángel Silvestre. Es algo que me da miedo: cuanto más tires para arriba, más increíble será la caída".
La diferencia con ellos dos radica en que Adrián Lastra viene de forjarse en el teatro musical, "que es como la mili. Acabé reventado con una gira como la de Los 40, el musical. Por eso, cuando me propusieron otro dije que no, que entre ese y Hoy no me puedo levantar sumaba ya seis años y es muy duro", afirma. "Aunque ahora tengo mono de escenario, lo próximo es centrarme en perfeccionar mi inglés. Probablemente me vaya con Dani [Sánchez Arévalo] a Nueva York. Esta vez convencido de que voy a estudiar y no voy a conocer a nadie".

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